Hemos visto que el enojo, en
esencia, es un remanente de energía que está destinado a aumentar nuestros
recursos para resolver el problema que nos produce el enojo.
Suele
manifestarse como resultado de:
- La obstrucción en la realización de un deseo; es decir que aparece cuando el cumplimiento de un deseo se ve impedido por un obstáculo, y frente a él se produce una sobrecarga energética en ese deseo, necesidad o expectativa. Esta sobrecarga es lo que llamamos enojo.
- Que alguien traspasa un límite que nosotros consideramos que no debería ser traspasado.
- Una proyección de un aspecto nuestro a trabajar. Nos molesta que alguien se comporte de determinada forma; pero cuando revisamos, en algún lugar, con alguna persona o en alguna circunstancia, nosotros mismos actuamos de ese modo.
- Que nos moleste que otra persona se permita algo que nosotros mismos por determinadas creencias o códigos no nos permitimos.
Los aspectos a
revisar del enojo, para poder transformar el enojo que destruye en enojo que
resuelve.
La causa
del enojo
Cuando la energía del deseo que se encamina hacia su realización encuentra un obstáculo, la obstrucción que este produce genera una sobrecarga energética en ese deseo. Esta sobrecarga es lo que llamamos enojo.
Es importante destacar que la función original de esa sobrecarga de energía es asegurar la realización del deseo o necesidad amenazada.
Sustrato biológico del enojo
Desde el punto de vista químico, ante la presencia de un obstáculo vivido como amenaza, el organismo segrega adrenalina y noradrenalina, los neurotransmisores que posibilitan los comportamientos de alerta y actividad, de confrontación y lucha.
El desajuste se produce cuando seguimos utilizando una respuesta biológica de ira generada en situaciones antiguas para resolver situaciones actuales que no requieren tanta respuesta adrenalínica.
En efecto, el enojo es útil para aumentar la fuerza física, pero no es útil para aumentar la capacidad de coordinación necesaria para resolver un problema.
La coordinación y la precisión necesarias para un buen desempeño en cualquier tarea compleja encuentran su mejor caldo de cultivo en la relajación y la calma.
Influencia de las conclusiones y las creencias en la producción de enojo
Cuando la sobrecarga energética del deseo se expresa como enojo, puede albergar diferentes cualidades, más o menos destructivas. Esto dependerá, en parte, de las conclusiones que nuestra mente produzca en relación a la naturaleza de los obstáculos.
Si evaluamos que el obstáculo está actuando “a propósito” contra nosotros, es muy probable que nuestra frustración se convierta en enojo destructivo. Por lo tanto, trataremos de hacerle a ese obstáculo lo que imaginamos que él quiere hacernos a nosotros. Esa voluntad de destrucción recíproca es la esencia de la batalla.
Ante cualquier frustración producimos, consciente e inconscientemente, conclusiones acerca de la causa que la genera y rápidamente evaluamos si existe una intención adversa o no.
En el marco de una guerra, una batalla, una lucha, todo obstáculo es, efectivamente, el resultado de una intención adversa. Precisamente la del rival de turno que nos quiere vencer.
Muchas personas, efectivamente, tienen la tendencia psicológica a imaginar que sus frustraciones, de la índole que sean, se deben a la influencia de una voluntad adversa, bien de una persona, o bien del destino mismo, que se opone a sus propósitos. Dichas personas están muy expuestas a vivir crónicamente enojadas y resentidas.
Además de las tendencias psicológicas individuales, existe otro factor, de naturaleza filosófica existencial, que consiste en la concepción que cada uno tiene acerca del sentido último de su vida y de la vida misma. Si yo creo que la vida es una eterna batalla, en la que quien gana sobrevive y triunfa, y quien pierde es extinguido, mi objetivo último será ganar, y viviré en esa atmósfera emocional de guerra continua.
Si la representación existencial que predomina es aquella que afirma que si bien la batalla existe, ella no es el rasgo esencial de la vida, que lo esencial, en cambio, es el aprendizaje que nuestra conciencia realiza en la solución de los problemas que implica el vivir como individualidades separadas, entonces cada frustración es vivida de una manera diferente.
Los diferentes modos de expresar enojo
Solemos creer que el enojo es una conducta más o menos homogénea, que no tiene componentes constitutivos diferenciables. Encontramos cuatro componentes diferenciables:
Cuando la energía del deseo que se encamina hacia su realización encuentra un obstáculo, la obstrucción que este produce genera una sobrecarga energética en ese deseo. Esta sobrecarga es lo que llamamos enojo.
Es importante destacar que la función original de esa sobrecarga de energía es asegurar la realización del deseo o necesidad amenazada.
Sustrato biológico del enojo
Desde el punto de vista químico, ante la presencia de un obstáculo vivido como amenaza, el organismo segrega adrenalina y noradrenalina, los neurotransmisores que posibilitan los comportamientos de alerta y actividad, de confrontación y lucha.
El desajuste se produce cuando seguimos utilizando una respuesta biológica de ira generada en situaciones antiguas para resolver situaciones actuales que no requieren tanta respuesta adrenalínica.
En efecto, el enojo es útil para aumentar la fuerza física, pero no es útil para aumentar la capacidad de coordinación necesaria para resolver un problema.
La coordinación y la precisión necesarias para un buen desempeño en cualquier tarea compleja encuentran su mejor caldo de cultivo en la relajación y la calma.
Influencia de las conclusiones y las creencias en la producción de enojo
Cuando la sobrecarga energética del deseo se expresa como enojo, puede albergar diferentes cualidades, más o menos destructivas. Esto dependerá, en parte, de las conclusiones que nuestra mente produzca en relación a la naturaleza de los obstáculos.
Si evaluamos que el obstáculo está actuando “a propósito” contra nosotros, es muy probable que nuestra frustración se convierta en enojo destructivo. Por lo tanto, trataremos de hacerle a ese obstáculo lo que imaginamos que él quiere hacernos a nosotros. Esa voluntad de destrucción recíproca es la esencia de la batalla.
Ante cualquier frustración producimos, consciente e inconscientemente, conclusiones acerca de la causa que la genera y rápidamente evaluamos si existe una intención adversa o no.
En el marco de una guerra, una batalla, una lucha, todo obstáculo es, efectivamente, el resultado de una intención adversa. Precisamente la del rival de turno que nos quiere vencer.
Muchas personas, efectivamente, tienen la tendencia psicológica a imaginar que sus frustraciones, de la índole que sean, se deben a la influencia de una voluntad adversa, bien de una persona, o bien del destino mismo, que se opone a sus propósitos. Dichas personas están muy expuestas a vivir crónicamente enojadas y resentidas.
Además de las tendencias psicológicas individuales, existe otro factor, de naturaleza filosófica existencial, que consiste en la concepción que cada uno tiene acerca del sentido último de su vida y de la vida misma. Si yo creo que la vida es una eterna batalla, en la que quien gana sobrevive y triunfa, y quien pierde es extinguido, mi objetivo último será ganar, y viviré en esa atmósfera emocional de guerra continua.
Si la representación existencial que predomina es aquella que afirma que si bien la batalla existe, ella no es el rasgo esencial de la vida, que lo esencial, en cambio, es el aprendizaje que nuestra conciencia realiza en la solución de los problemas que implica el vivir como individualidades separadas, entonces cada frustración es vivida de una manera diferente.
Los diferentes modos de expresar enojo
Solemos creer que el enojo es una conducta más o menos homogénea, que no tiene componentes constitutivos diferenciables. Encontramos cuatro componentes diferenciables:
- Realizo la catarsis necesaria
para descargar mi sistema.
2. Le doy a conocer, clara y abiertamente, lo que siento, para que él conozca el efecto que produce en mí lo que él ha hecho.
3. Incluyo una propuesta para reparar la situación presente para tratar de evitar que se repita en el futuro.
4. El deseo de castigar al otro por lo que hizo.
Autoafirmación y enojo
La autoafirmación es expresar con claridad la propia necesidad o punto de vista. Esta función se puede ejercer de un modo maduro o inmaduro.
La autoafirmación es inmadura cuando la expresamos de forma invasiva y desconsiderada, es decir, cuando presentamos nuestra necesidad sin tener en cuenta a quien nos escucha.
La autoafirmación madura es cuando no solo presentamos nuestra necesidad claramente sino que, además, lo hacemos de un modo que contempla las posibilidades de recepción del destinatario y asumimos luego una actitud receptiva para escuchar la respuesta.
Resumiendo: la autoafirmación inmadura pretende imponer, en tanto la madura tiende a proponer.
El enojo se encauza fortaleciendo la autoafirmación, y la autoafirmación alcanza su plenitud funcional cuando apunta a la resolución del problema que produjo el enojo.
¿Qué relación existe entre enojo y resentimiento?
El resentimiento es enojo enfriado y “cronificado”, producto de un enojo que nos desorganizó y que, por lo tanto, no pudo expresarse ni resolverse en el momento en que lo vivíamos.
Mi problema es que con quien más me enojo es conmigo mismo
En la medida que vamos conociendo mejor la reacción de enojo, las prioridades cambian por completo y se produce un cambio radical en la manera de abordar este problema.
Ya no importa tanto con quién estoy enojado sino cómo me he enojado.
El término “yo mismo” es muy amplio y poco diferenciado. Uno nunca se enoja con uno mismo sino con algún aspecto, más o menos abarcador, de uno mismo. Es necesario saber qué aspecto es para poder iniciar la tarea de resolución.
El desacuerdo interior es el vínculo preferencial para aprender a transformar el enojo que destruye en enojo que resuelve.
QUE ES EL ENOJO
Muchas veces cuando cometemos un error, nuestra primera
reacción es enojarnos. Si no cumplimos con nuestras propias expectativas, nos
enojamos. Si de pronto nos damos cuenta de que otro logro en poco tiempo lo que
a nosotros nos viene llevando tanto tiempo, nos enojamos (qué tonto que soy) A
veces nos enojamos levemente, y por segundos…
Otras veces, nuestro enojo ya no es tan leve, y cargamos con
él por un tiempo prolongado, sin darnos cuenta que –de algún modo- nos hace
presos de un círculo vicioso. ¿Quién puede dar lo mejor de sí cuando lo tratan
mal?????
Hay circunstancias en las que mirando atrás, vemos cómo
hemos actuado, y el enojo parece inundarnos. Qué fácil nos resulta hoy criticar
al que fuimos ayer, qué fácil, no? -hoy que todo es diferente, hoy que ya estoy
en otros zapatos, jajajaj. Quizás sea bueno que aprendamos –y aprehendamos- lo
que me enseñó un maestro hace años. Quizás sería bueno que le agradezca a ese
ser que fui por sus errores, porque gracias a él soy la persona que soy hoy.
Casi nada, no?
A parte de eso, probablemente sea bueno que me de cuenta de que hice lo
mejor que podía hacer, en esas circunstancias, con esa emocionalidad, con lo
que sabía y había experimentado en ese momento. Posiblemente sea bueno que me
de cuenta que es fácil criticar ahora que el momento ya pasó, porque es fácil criticar de afuera, aún cuando sólo
hayan pasado 5 minutos, la situación ya pasó.
Y ahora sí retomo la
pregunto de los primeros párrafos: ¿Quién puede dar lo mejor de sí cuando lo
tratan mal? …
….Yo no!!!! Y es por eso, que digo que nuestro enojo nos
atrapa en un círculo vicioso, porque nos mantiene en un espacio de mal-estar
desde el cual difícilmente podamos dar lo mejor de nosotros mismos. Es tanto
más fácil mirar qué hicimos mal, PERDONARNOS!! Y aprender del error, repararlo
si es posible y instruirme viendo de qué modo es mejor accionar la próxima vez.
Voy a poder ver a los errores como instancias de aprendizajes. Seguramente que
–desde este hábito-obtendré no sólo mejores resultados, sino una vida con mucho
más bien-estar.
Si aprendo a mirar con amor mis propios errores, seguramente
voy a poder mirar con compasión los de otros….
Cada vez creo más firmemente que el mejor espacio de
aprendizaje, es desde el amor.
Hay un gran tema del cual hablar también y es cuando
escondemos los errores, en vez de repararlos.
Nota: No hablo de negligencia que es cuando cometo un error
a sabiendas de que no es bueno lo que estoy haciendo.
Ahora después de
reflexionar quizás sería bueno preguntarnos:
¿Cuántas veces nos
enojamos con nosotros mismos por haber hecho las cosas mal?
¿Cuánto nos dura el enojo? ¿Para qué nos sirve? ¿Me sirve
enojarme conmigo?, ¿Hace falta???? (o hay otras maneras de aprender del
error?
¿Cuál voy a elegir como reacción conmigo mismo/a la próxima
vez que yo no cumpla con mis propias expectativas?
Para pensar la
próxima vez que me enoje conmigo:
¿Qué puedo aprender
de esto?
¿Hay un modo en que
pueda reparar mi error?
¿Cómo quiero actuar la próxima vez en circunstancias como
ésta?
¿Es necesario que pida ayuda para lograrlo?
¿Qué me forme o me
ejercite en algo para conseguirlo?
ES UNA ACTIVIDAD QUE BLOQUEA EL ÉXITO
Estrategias Para Controlar El Enojo
Reconocer el enojo: Es aceptar que estás enojado y que algo
te molesta, pero que sientes que no puedes controlar. Esta actitud es el primer
paso para abrirle la puerta a un logro personal: El Autocontrol.
Analizarte a ti mismo: Cuando identifiques lo que está
sucediendo, podrás encontrar la causa real de ese sentimiento negativo. Cuando
no solucionas una situación que causa enojo y rabia, explotas después con otra
persona. Es como cuando inflas un globo sin parar, en algún momento su material
debe ceder y reventar.
Reflexionar: Sobre lo inútil y perjudicial que es estar
enojado. Solo hace daño y retrasa cualquier objetivo que tengas para alcanzar
un triunfo. Por más “lógico” que parezca enojarse, hay que entender que se
trata de una actitud totalmente irracional, y que puede/debe ser controlada.
Decidir: Mantener una actitud serena y cordial hasta que se
te convierta en hábito, piensa que nada ni nadie es tan fuerte para que te
quite la paz.
Imagino que tú también eres consciente de los estragos
causados por el enojo no controlado: Grandes amistades se acaban, se pierden
oportunidades y hasta actos criminales suceden (en el peor de los casos).
El enojo es un mecanismo de defensa natural de tu cerebro
pero debe estar bajo control, para que no bloquee tu camino al éxito.
¿Cuales Actitudes Son Causantes Del Enojo?
El Egoísmo, que es el enojo por deseos egoístas que no se
satisfacen.
El perfeccionismo. Hay gente que se mide a sí misma con su
propia y arbitraria vara de perfección, y se enoja contra sí misma cuando no
logra el nivel que se ha propuesto.
La desconfianza. La persona susceptible, tiende a sospechar
de otras y continuamente interpreta mal las situaciones, produciéndose el enojo
(de ahí sentimientos como los celos, la envidia, el resentimiento… etc).
El enojo entonces, es una de las emociones que debes
controlar y expresar para mantenerte en equilibrio emocional y físico.
Solo cuando reconoces, aceptas y entiendes por qué te
enojas, podrás expresar en forma correcta tus sentimientos y lograrás aumentar
tu propio bienestar.
Sin enojarte, es seguro que vas a lograr mejores resultados
en lo que emprendas y avanzarás sin tantos obstáculos hacia el éxito.
Controlar el enojo y evitar los excesos de rabia es muy
importante. Es bastante triste y malsano tener que doblegarnos ante el
remordimiento por haber causado estragos en nuestra vida y en la de nuestros
seres queridos o compañeros de trabajo.
No pierdas la oportunidad de lograr un propósito o una meta
(y el éxito en general) con la alegría de saber que hiciste las cosas bien, que
nadie sufrió con tus reacciones, que obras con paz porque manejas tus
sentimientos. Ser exitoso requiere control, dominio propio, y sobre todo en el
sentimiento del enojo.
Y si quieres alcanzar un nivel más avanzado de éxito y
autocontrol en tu vida, aprende sobre Coaching. El Entrenamiento Intensivo es un proceso de cumplimiento de metas y
objetivos.
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