La Real Academia de la Lengua Española (RAE) define los miedos como: “angustia por un riesgo o daño real o imaginario, y también como recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda lo contrario a lo que desea”.
¿Quién no ha sentido miedo alguna vez?, el miedo es una emoción intrínseca al ser humano, todo el mundo lo ha experimentado en algún momento y como tal no podemos calificarla de emoción negativa, pues nos ayuda a prevenir determinadas circunstancias, otra cuestión es cuando el miedo se convierte en una emoción limitante sobre “el estar siendo” de cada uno de nosotros.
Sin miedo asumiríamos riesgos innecesarios, en cierto sentido es nuestro aliado, pero no debemos condicionar nuestras decisiones en base a él.
Con cierta frecuencia, en los procesos coaching, los coachees enuncian su quiebre en relación a superar el miedo en general, pero ¿miedo a qué?; la escucha, el acompañamiento del coach y sus adecuadas preguntas ayudarán a que el coachee descubra cuál es el aspecto de ese miedo, que forma tiene, como se hace presente en él y en que ámbito aparece, para a partir de ahí identificar el objetivo a alcanzar en relación a ello y enfrentar esa situación limitante.
¿Cuántas cosas dejas de hacer por tus miedos?.
Desde el coaching ontológico defendemos la creación de realidad desde el lenguaje, por ello si tienes miedo a algo: ¡verbalízalo!, ello te ayudará a reconocerlo, a percibirlo con otra mirada y a superarlo de mejor manera.
Identifica cuál es tu principal miedo y evalúa si es un miedo real o irracional, puesto el foco en ello, el primer paso a dar es reconocer ese miedo que sientes, expresando la voluntad y el compromiso de querer hacerle frente. Mirar el miedo es lo que te hará superarlo.
- Confía en ti y en tus posibilidades para enfrentar tus miedos.
- Sustituye el miedo por emociones positivas.
- Ante el miedo actúa, no dejes que te paralice.
- Observa ese miedo que sientes como una oportunidad de aprender a superar algo nuevo.
Supera tus miedos, recordando que el valiente no vive en un mundo diferente, pero asume la responsabilidad de vivir y aplícate en primera persona la recomendación de Mario Benedetti: “…no te rindas, por favor, no cedas, aunque el frio queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda y se calle el viento”.
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