"Tras años de investigaciones documentadas, Anne Ancelin Schutzenberger (2006), habla de transmisión transgeneracional como puente entre el inconsciente individual de Freud y el inconsciente colectivo de Jung diciendo que si una persona no puede hacer el duelo o se niega a hacerlo, incluso con el intervalo de un siglo o más, pasa su sufrimiento a los descendientes.
Habría una memoria transgeneracional donde traumatismos de guerra, desapariciones, genocidios, vergüenzas, culpas, enojos, son marcas indelebles, legados de generación en generación y que parecen condenados a la repetición cuando no son elaborados a través de la palabra.
Se generan sentimientos de abandono, vergüenza, pérdida, desarraigo, culpas, y también lealtades inconscientes con antecesores humillados y/o idealizados; recibimos y creemos recibir legados como expiar culpas o vengar humillaciones de aquellos que padres y abuelos se llevaron a la tumba como secreto.
La hipótesis refiere a la transmisión inconsciente e involuntaria de un mensaje no dicho, que se traspasa de generación en generación. Se convierte en un "secreto" del que no se puede hablar. Se configura alrededor del mismo una especie de lealtad invisible hacia lo no dicho, pero que se repite en los descendientes. Ese no dicho muchas veces se expresa en síntomas.
Como dice la autora, "al ocultar ese duelo indecible, se lo instala en el interior se sí mismo, en una cripta" (op. cit.: 69). Ese secreto puede transmitirse del inconsciente de un padre al inconsciente de un hijo, de una generación a la otra.
Ponerle palabras, transformarlo en "dicho", expresarlo, abre la posibilidad de salir de la repetición y no solo recuperar la libertad sino también transformarnos en autores de esa novela que es la vida de cada uno.
Pienso a veces en esto como una vía que nos lleva del resentimiento al perdón. No al olvido. El inconsciente tiene buena memoria".
Fragmento del Libro Coaching para Coaches, de Leonardo Wolk.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Dejame tu pregunta y direccion.